Una Smart City (en castellano Ciudad Inteligente) es aquella ciudad que usa las tecnologías de la información y las comunicaciones para hacer que tanto su infraestructura crítica, como sus componentes y servicios públicos ofrecidos sean más interactivos, eficientes y los ciudadanos puedan ser más conscientes de ellos. De manera descriptiva, una Smart City es un espacio urbano con infraestructuras, redes y plataformas inteligentes, con millones de sensores y actuadores, dentro de los que hay que incluir también a las propias personas y a sus teléfonos móviles. Un espacio que es capaz de escuchar y de comprender lo que está pasando en la ciudad y ello permite tomar mejores decisiones y proporcionar la información y los servicios adecuados a sus habitantes. Además, el uso de técnicas analíticas avanzadas en tiempo real es lo que permite crear una especie de conciencia y entendimiento sobre la ciudad, lo que sin duda, mejora los servicios.
La Smart City se convierte en sí en una verdadera plataforma digital que permite maximizar la economía, la sociedad, el entorno y el bienestar de las ciudades y facilita el cambio hacia un comportamiento más sostenible entre todos los agentes: usuarios, empresas y Administración. Busca además aprovechar al máximo los presupuestos públicos precisamente gracias a la mejora de los procesos propios de la ciudad y sus habitantes. Por otro lado, permite habilitar nuevos modelos de negocio, constituyendo una excelente plataforma para la innovación en su entorno.
Crear una Smart City es una tarea muy compleja, que requiere no sólo de la intervención de numerosos agentes sino de su compromiso a largo plazo. Además, su éxito va a depender de su proposión de valor, que tiene que demostrar su utilidad para la ciudadanía y los negocios al mismo tiempo que tiene que ser viable y sostenible desde el punto de vista de modelo de negocio. En este sentido, si bien la mayoría de los servicios proporcionados en el marco de una Smart City serán de carácter público, el modelo de gestión va a contemplar desde únicamente la participación pública, a la colaboración público-privada porque gracias a la plataforma Smart City se desacopla la prestación del servicio público en sí de la manera en la que se realiza la provisión del mismo, por lo que las posibilidades de atender las necesidades de la sociedad se incrementan.
En definitiva, una Smart City viene a apoyar el desarrollo de las ciudades, tanto en lo que respecta a las mejoras de sus problemas actuales, como en la identificación y gestión de sus problemas futuros así como en la configuración de su propio alcance como ciudad.
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